¡Tengo el
SOL de tu
sonrisa y no preciso
más!
Se aman en la cama, en el diván, en los hoteles, en una casa. Sin muchas palabras, de pie, a un lado y otro del teléfono se aman, al atardecer y de mañana, dulcemente o como gatos también dulces, absortos en el cuerpo, en el del otro. Cada uno en su silencio, sin memoria, dados a su juego intenso, desasidos, con historias paralelas o sin ellas, con múltiples besos, con sospechas cuneiformes, sin relojes a la vista, sin pretextos se aman.
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